Leticia Ocharán fue un talento y un impulso creador que, como muchos otros importantes artistas mexicanos, desarrolló lo más trascendente de su obra pictórica en la atmósfera coyoacanense.

LA PINTORA Y LOS POETAS
Un fulgor

Leticia nació en Villahermosa que es sólo un punto de referencia si se trata de ensayar la salida de ese laberinto que implica alcanzar la universalidad en la obra de arte, que no es precisamente cuestión de geografía.

Para realizar su mural no tuvo nunca inhibiciones y mucho menos la de creer que el muralismo fuera sólo para varones. Yo la vi trabajando, dirigiendo a técnicos y peones para quienes ella no era una mujer nada más, sino una artista, aunque algunos de estos últimos le dijera con cariño señoPara realizar su mural no tuvo nunca inhibiciones y mucho menos la de creer que el muralismo fuera sólo para varones. Yo la vi trabajando, dirigiendo a técnicos y peones para quienes ella no era una mujer nada más, sino una artista, aunque algunos de estos últimos le dijera con cariño: "seño".

Los soles y los peces, los azules y los rojos de su mural se impregnan en todos los sentidos. Es como meterse a un sueño ajeno y soñar que se sueña un sueño ajeno.

Leticia misma es un símbolo que hay que sentir. Su mural la presenta desnuda en el amor de los más bellos fulgores mágicos que heredó de nuestros antepasados. Y se queda en el agua, como un pez de ojos esféricos como el universo.

Leopoldo Borrás


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